
Manifestación «No a los presupuestos de guerra» – Viernes 9 de mayo – 20h – Plaza de Zorrilla
Vemos con preocupación y enfado la deriva belicista en la que se han embarcado los dirigentes europeos, tratando de arrastrar a los pueblos del continente en ella. La Unión Europea está siguiendo con este plan de rearme los dictados impuestos por la administración estadounidense y la OTAN.
Queremos denunciar en primer lugar las maniobras para aumentar la inversión militar, sea ésta al descubierto o disimulada en otras partidas presupuestarias, como ha venido ocurriendo durante décadas para tratar de engañar a la opinión pública sobre las cuantías reales de este gasto.
Denunciamos igualmente cómo el financiamiento del rearme, que solo beneficiará a la industria militar, vendrá sin duda alguna de la mano de recortes en gastos sociales, incremento de impuestos y endeudamiento público, como reconocen abiertamente diversos mandatarios europeos que ya están poniendo en práctica tales medidas. Nos preocupa que la política de rearme que Pedro Sánchez trata de poner en marcha (eso sí, con eufemismos) contribuya a agravar la precariedad en materia laboral, vivienda, pensiones o servicios públicos a costa de los derechos de la clase trabajadora.
Rechazamos asimismo la espiral belicista impulsada desde los medios de comunicación y las instituciones para que una sociedad que se opone mayoritariamente a la guerra acabe asumiéndola -por miedo y resignación- como una necesidad, y no como una imposición de las élites gobernantes. La proliferación de los mensajes que se están transmitiendo estas semanas no es en absoluto inocente, siendo el caso del famoso “kit de supervivencia de 72 horas” todo un ejemplo de cómo generar estrés social. El militarismo habitualmente conlleva además retrocesos en las libertades, autoritarismo y aumento de la represión.
Frente a quienes agitan el alarmismo y ponen en práctica medidas belicistas, decimos que defender la paz y la solución diplomática de los conflictos internacionales no es ni ingenuo ni simplista, sino la posición más civilizada, correcta y útil para desescalar la acumulación de tensiones y amenazas.
En el pasado la ciudadanía ha demostrado su compromiso con la paz y con las políticas antibelicistas. Forman parte de nuestra memoria colectiva reciente las multitudinarias manifestaciones en contra de la guerra de Irak impulsada de manera ilegal por el Gobierno de José María Aznar, el movimiento de rechazo a la permanencia en la OTAN que llegó a movilizar más del 43% del voto emitido en aquel lejano referéndum, o el movimiento de lucha contra el servicio militar obligatorio hasta su eliminación en el año 2001. Siguiendo este legado, tratamos de articular un movimiento amplio que dé respuesta a este disparate guerrerista que solo sirve para acercarnos más al estallido de un gran conflicto global.
¡No a la militarización de la sociedad y la economía.!